En una jugada que pocos esperaban, la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos del Instituto Nacional Electoral (INE) rechazó los cambios en los estatutos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que permitieron la reelección de su dirigente, Alejandro Moreno Cárdenas, hasta 2028. Con una votación cerrada de tres votos en contra y dos a favor, la decisión ha generado un verdadero terremoto político.
El problema principal señalado por los consejeros del INE fue el tiempo. Según el consejero Arturo Castillo, los cambios realizados por el PRI llegaron fuera del plazo permitido por la ley.
“Para efectos estrictamente legales, no se debe admitir una reforma hecha en tiempos expresamente vedados por la ley”, declaró enfático. Y es que, según el INE, el artículo 32 de la Ley General de Partidos Políticos establece plazos claros que no pueden ser ignorados, ni siquiera por un partido con la trayectoria del PRI.
El consejero Uuc-kib Espadas también tomó una postura firme, subrayando que los derechos de los partidos no son propiedad de sus líderes. “Estoy convencido de que los derechos de los partidos no son derechos de sus dirigentes, sino del conjunto de la militancia partidista”, afirmó. Esta declaración golpea directo al corazón de la polémica: un dirigente no puede cambiar las reglas del juego a su favor sin consultar primero a su base.
Alejandro Moreno, conocido popularmente como “Alito”, no tardó en responder. En conferencia de prensa, acusó al INE de actuar bajo presiones políticas y de buscar influir en las decisiones de los legisladores.
“Estos temas de presión llegaron, cambiaron ahora el sentido del voto y quieren un dictamen en contra, eso es claro”, expresó Moreno, sugiriendo que todo forma parte de un juego de poder más grande que él mismo.