Cassian Andor: De fugitivo a leyenda, la rebelión que no espera

Tengo que compartir algo que me tiene totalmente atrapada: Andor está de vuelta con su segunda temporada, y créanme, esta no es solo una serie más del universo Star Wars. Es una historia que se mete bajo la piel, que habla del crecimiento, del dolor de decidir, y del momento exacto en que alguien deja de huir para empezar a luchar.

Desde el primer momento que vi a Cassian Andor (interpretado por el mexicano Diego Luna), supe que no era el típico héroe. En la primera temporada, estrenada en 2022, lo vimos marcado por su pasado, resentido, y totalmente ajeno a cualquier causa mayor. Era un joven de Ferrix con heridas profundas y poca esperanza, y sin embargo, fue esa oscuridad la que lo empujó a cruzarse con figuras clave que lo ayudarían a entender que su historia era parte de algo mucho más grande.

Ahora, en esta segunda temporada que ya tiene sus primeros 9 episodios disponibles en la plataforma Disney+, la transformación se siente con fuerza. Cassian ya no es ese tipo solitario que solo piensa en sobrevivir. Se ha topado con decisiones que lo obligan a cambiar: misiones casi imposibles, alianzas que duelen, y relaciones personales que se tambalean por la presión del conflicto. La rebelión está más viva que nunca, pero también más exigente.

El equipo detrás de la serie no se guardó nada. Tony Gilroy, el creador, se enfocó en mostrar cómo un simple ciudadano puede convertirse en un símbolo. Todo está cuidado para que la evolución de Cassian se sienta real, profunda. No es que de la noche a la mañana se convierta en el líder valiente que vemos en Rogue One: Una historia de Star Wars, pero esta temporada nos pone frente a ese momento exacto donde la chispa del héroe se enciende, con todo lo que eso implica: sacrificios, miedos, responsabilidades.

Uno de los momentos clave es su relación con Bix (Adria Arjona), que toma otra dimensión ahora que Cassian está más involucrado emocional y políticamente. También destacan sus interacciones con personajes como Luthen Rael (Stellan Skarsgård) y la senadora Mon Mothma (Genevieve O’Reilly), quienes siguen siendo piezas fundamentales en esta red de rebelión silenciosa pero poderosa.

Así que si pensabas que ya habías visto todo en Star Wars, Andor te demuestra lo contrario. Esto es política, emoción, lucha interna y una rebelión que no solo se libra con armas, sino con convicciones.

Aventurate a ver hasta hasta dónde está dispuesto a llegar Cassian para cambiar el destino de la galaxia.

Rodada con memoria: Rostros y Voces que no se apagan en Viaducto

Una rodada con fuerza simbólica tomó las calles de la Ciudad de México este domingo. En una mezcla de arte, activismo y amor persistente, familiares de personas desaparecidas salieron a pedalear acompañados por integrantes de la colectiva Luciérnagas, ciclistas y artistas urbanos, en una acción organizada en el marco del Día Nacional de las Familias Buscadoras.

La rodada, en su segunda edición, tuvo como punto de partida la Glorieta de las Personas Desaparecidas, un espacio que se ha transformado en un altar permanente, lleno de fichas, nombres y fotografías de quienes aún no han regresado a casa. Vestidos de blanco, los participantes portaban sobre el pecho pancartas con los rostros y fechas de desaparición de sus seres queridos. En cada trazo, en cada imagen pegada, se tejía la exigencia de justicia y la demanda de respuestas.

El Viaducto fue intervenido con fichas de búsqueda, colocadas por los familiares a lo largo de los muros de la avenida. También se realizaron pintas con el mensaje “Hasta encontrarles”, una frase que ha dejado de ser consigna para convertirse en promesa. La actividad buscó visibilizar la crisis de desapariciones en México y recordar que las búsquedas no cesan, aunque las respuestas oficiales aún sean escasas.

La movilización no se trató únicamente de un acto simbólico, sino de una estrategia para mantener viva la memoria de los ausentes y para presionar a las autoridades a no dejar en el olvido los más de cien mil casos sin resolver.

Según el registro oficial de la Comisión Nacional de Búsqueda, México cuenta actualmente con 127,313 personas desaparecidas y no localizadas. De ellas, 117,118 están catalogadas como desaparecidas, mientras que 10,195 como no localizadas.

El drama de la desaparición golpea de manera particular en algunas entidades del país. En la Ciudad de México, el Registro Nacional indica que han desaparecido 8,239 mujeres y 10,724 hombres. Por su parte, el Estado de México concentra el mayor número de casos a nivel nacional, con 31,632 mujeres y 29,570 hombres reportados como desaparecidos.

El evento, marcado por la dignidad y el dolor, fusionó el arte urbano con el reclamo social. Las bicicletas avanzaron entre los edificios y automóviles, dejando tras de sí una estela de rostros, fechas y frases que claman por justicia. La rodada no solo cruzó calles, también atravesó corazones.

Cada nombre en una ficha, cada mensaje escrito sobre la pared, es testimonio vivo de una lucha que no se detiene. La consigna persiste: hasta encontrarles.

Protesta purépecha genera bloqueos en Michoacán por justicia y memoria de desaparecidos

La indignación y el dolor de las comunidades indígenas purépechas se transformaron en acción contundente este jueves, cuando al menos seis carreteras de Michoacán fueron bloqueadas en una protesta sin precedentes. Los manifestantes exigen justicia por las desapariciones forzadas de más de 115 mil personas en México, un grito de auxilio que ha resonado a lo largo y ancho del país.

 

El Consejo Supremo Indígena de Michoacán (CSIM), que representa a más de 70 comunidades de las etnias purépecha, náhuatl, mazahua y otomí, encabezó esta jornada de lucha para exigir la intervención del gobierno federal, liderado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el esclarecimiento de la desaparición forzada en 1974 de cinco integrantes de la familia Guzmán Cruz y dos de sus amigos. Estos crímenes se atribuyen a tropas del Ejército mexicano, lo que ha aumentado la tensión entre las comunidades indígenas y las autoridades.

 

Los bloqueos se concentraron en seis puntos estratégicos, paralizando importantes vías de comunicación en el estado. Dos de las carreteras afectadas unen el municipio de Cherán con Zamora y Uruapan, mientras que otra conecta Morelia con Quiroga. Las otras tres rutas bloqueadas enlazan Pátzcuaro con Uruapan, Uruapan con Los Reyes, y una caseta de peaje de la autopista federal entre Morelia y el puerto de Lázaro Cárdenas, a la altura de Taretan, también quedó bajo control de los manifestantes.

 

“El dolor de nuestras familias no tiene fronteras. No estamos pidiendo nada que no sea justicia. Queremos saber dónde están nuestros seres queridos y por qué se los llevaron. No podemos permitir que el olvido borre sus nombres ni la impunidad sus historias”, expresó un representante del CSIM durante uno de los bloqueos.

 

El caso emblemático que detonó la protesta tiene sus raíces en 1974, cuando José de Jesús Guzmán Jiménez y sus hijos Amafer, Armando, Solón Adenauer y Venustiano Guzmán Cruz, junto con sus amigos Rafael Chávez Rosas y Doroteo Santiago Ramírez, fueron detenidos y desaparecidos. Los siete eran conocidos por su activismo político y lucha social, razones que, según las comunidades, los convirtieron en blancos de una brutal represión durante el mandato del expresidente Luis Echeverría Álvarez.

 

Las demandas del CSIM también incluyen el esclarecimiento de una lista más amplia de desaparecidos, en la cual se presume que algunos miembros de la familia Guzmán Cruz habrían sido víctimas de los llamados “vuelos de la muerte”. Esta práctica, documentada por el colectivo “A dónde van los desaparecidos”, consistía en arrojar a opositores políticos desde aviones al océano Pacífico entre 1972 y 1974, a manos de elementos del Ejército y de las extintas Dirección Federal de Seguridad (DFS) y Policía Judicial del Estado de Guerrero.

 

La intervención del gobierno federal es un reclamo urgente para las comunidades indígenas, que denuncian no solo la desaparición de sus seres queridos, sino también una continua violencia estatal y falta de respuesta institucional. “Los pueblos originarios seguimos aquí, luchando, resistiendo. No vamos a callar hasta que sepamos la verdad, hasta que todos nuestros hermanos y hermanas regresen o, al menos, encontremos un lugar digno donde llorarlos”, afirmó otro de los líderes comunitarios.

Encuentran los restos del quinto minero a dos años del trágico derrumbe

El hallazgo de los restos de un quinto minero atrapado en la mina de El Pinabete ha reavivado la conmoción y el dolor en la región carbonífera de Coahuila, donde hace dos años, el 3 de agosto de 2022, un devastador derrumbe seguido de inundación sepultó a diez trabajadores. La tragedia, que conmocionó al país, ha sido un recordatorio constante de los peligros que enfrentan los mineros en su lucha diaria por subsistir, y de las fallas en las medidas de seguridad en las minas de México.

 

La Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) informó este lunes que se encontraron restos óseos que pertenecen a uno de los mineros atrapados en El Pinabete, elevando a cinco el número de cuerpos recuperados desde el desastre. La noticia, aunque dolorosa, ha traído un poco de consuelo a las familias que aún esperan la recuperación de los cuerpos de sus seres queridos, poniendo fin a una angustia que ha durado ya demasiado tiempo.

 

Inmediatamente después del hallazgo, se desplegó un operativo coordinado por la CNPC en colaboración con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), y la fiscalía de Coahuila. Este esfuerzo conjunto, que incluye la colocación de marcos de seguridad y el refuerzo de las estructuras, tiene como objetivo garantizar la extracción segura de los restos humanos, un proceso que sigue siendo delicado y peligroso debido a las condiciones inestables de la mina.

 

Desde el fatídico día del accidente, el proceso de recuperación ha sido extremadamente complejo. La mina, ubicada en el municipio de Sabinas, se inundó tras el colapso de una mina contigua abandonada, conocida como Conchas Norte, lo que complicó las labores de rescate desde el principio. La magnitud del desastre quedó en evidencia cuando, en diciembre de 2022, más de 500 días después del derrumbe, se encontraron los primeros dos cuerpos. Un tercero fue hallado al día siguiente, y el cuarto en enero de este año, después de casi un mes de trabajos continuos.

 

A pesar de los esfuerzos realizados, el incidente ha generado una profunda controversia en México sobre las condiciones de trabajo en las minas y la responsabilidad de las empresas mineras. La región carbonífera de Coahuila, en particular, ha sido escenario de múltiples tragedias similares a lo largo de los años. De acuerdo con la organización Familia Pasta de Conchos, que agrupa a los familiares de los mineros fallecidos en el derrumbe de 2006 en esa mina, más de 100 personas han perdido la vida en accidentes relacionados con la minería en la región. Esta cifra escalofriante ha puesto de relieve la necesidad urgente de revisar y mejorar las condiciones de seguridad en las operaciones mineras.

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador, tras el derrumbe, prometió a las familias afectadas que los cuerpos de los mineros serían recuperados en un plazo de meses. Sin embargo, en junio del año pasado, reconoció que el proceso podría extenderse hasta 2024, un plazo que se ha cumplido parcialmente con el hallazgo de este quinto cuerpo. 

 

“Las promesas de recuperación rápida se han enfrentado a la cruda realidad de un rescate difícil y peligroso,” han expresado algunos familiares, quienes aún esperan que las palabras del presidente se conviertan en hechos. El dolor y la frustración de las familias han sido constantes a lo largo de estos dos años, marcados por la incertidumbre y la espera interminable.