El viernes 11 de octubre, Culiacán fue testigo de un acontecimiento inusual: un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana sobrevoló la ciudad con una bandera blanca en medio de una jornada violenta. Este evento, captado en video y compartido en redes sociales, provocó una ola de especulaciones. Algunos internautas lo vieron como un mensaje de paz, una súplica por frenar la creciente ola de violencia que azota la capital de Sinaloa, mientras que otros lo interpretaron como un ruego para proteger a los militares desplegados en la zona.
Sin embargo, la Novena Zona Militar desmintió estos rumores. A través de un comunicado, informó que el vuelo formaba parte de los ensayos para la ceremonia de inauguración de la Liga Arco Mexicana del Pacífico, que se llevará a cabo en el estadio de los Tomateros de Culiacán. A pesar de esta explicación oficial, las tensiones en la ciudad siguen en aumento, y la percepción pública se mantiene en un estado de alerta ante la inseguridad reinante.
La violencia en Culiacán no ha dado tregua. En los primeros diez días de octubre, se han registrado 60 homicidios, producto de la guerra interna entre las facciones del Cártel de Sinaloa: Los Chapitos y Los Mayos. Esta disputa, que se ha intensificado desde septiembre, ha desatado una serie de enfrentamientos que han dejado un rastro de sangre y miedo en la capital sinaloense. “Es increíble que mientras en el cielo ondea una bandera blanca, en nuestras calles seguimos contando muertos”, expresó indignada una comerciante local, quien prefirió mantenerse en el anonimato.
Los hechos de violencia no se limitan a las muertes. El 11 de octubre fue particularmente caótico: civiles armados bloquearon el bulevar Lola Beltrán incendiando vehículos y generando pánico entre los transeúntes. En el fraccionamiento Valle Alto, un hombre intentó robar un cajero automático usando una retroexcavadora, mientras que en Plaza Barrancos, un grupo de motociclistas asaltó varios comercios de ropa y calzado. Estos incidentes, sumados a los saqueos en una agencia de motocicletas Italika, han convertido a Culiacán en un epicentro de caos.
Ante esta situación, la respuesta de las autoridades ha sido reforzar la seguridad. Más de dos mil elementos de la Guardia Nacional, acompañados por 100 miembros de las Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano, han sido desplegados en la región. A bordo de unidades blindadas, conocidas como Ocelotl, los militares patrullan la ciudad en un intento por contener la escalada de violencia. No obstante, los resultados han sido limitados. Solo el sábado se reportaron ocho asesinatos en distintos puntos de la capital.
“Estamos hartos, no podemos seguir viviendo con miedo”, expresó un participante de la “Caravana por la seguridad”, una marcha organizada por el colectivo “Culiacán Valiente”, que tuvo lugar el sábado. Familias, activistas, comerciantes y madres de desaparecidos exigieron una solución inmediata a la inseguridad que asola la ciudad. A pesar de la fuerte presencia militar, la sensación de vulnerabilidad persiste en la población.