La ministra Loretta Ortiz Ahlf se ha convertido en la última presidenta de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en un momento histórico que marca el cierre de un capítulo en la estructura judicial de México. Su designación, respaldada por la unanimidad de sus colegas y propuesta por el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, simboliza una etapa final cargada de reflexión y responsabilidad.
En su discurso inaugural, Ortiz Ahlf reconoció el peso de liderar esta sala durante sus últimos meses de operación, antes de su desaparición como parte de la reforma judicial recientemente aprobada. Una reforma que transformará el panorama del Poder Judicial y que la ministra ha apoyado públicamente, convencida de su impacto en la evolución del sistema legal.
“Asumo esta función plenamente consciente de la responsabilidad que representa”, declaró, destacando la trascendencia histórica de la Primera Sala, cuyas decisiones han sido fundamentales para el desarrollo del derecho en México. La ministra también enfatizó su compromiso de honrar la confianza depositada por sus colegas: los ministros Jorge Mario Pardo Rebolledo, Juan Luis González Alcántara Carrancá, Margarita Ríos Farjat y el propio Gutiérrez Ortiz Mena.
La Primera Sala, especializada en asuntos civiles y penales, ha sido un bastión para la interpretación de leyes y la protección de derechos fundamentales. Bajo la presidencia de Ortiz Ahlf, enfrentará sus últimos desafíos, buscando consolidar su legado antes de que la reforma entre en vigor el próximo septiembre. “Mi equipo y yo pondremos todo nuestro esfuerzo por corresponder a esta confianza y llevar a buen puerto todas las funciones de esta sala”, afirmó con determinación.
La ministra reconoció que, aunque las posturas jurídicas dentro del tribunal pueden ser diversas, esta pluralidad enriquece las decisiones tomadas. “Tengo plena certeza que esta pluralidad fortalece nuestras decisiones y nuestra responsabilidad frente a la esperanza de justicia que toca estas puertas”, señaló, subrayando el valor del debate y el consenso en la SCJN.
Con esta etapa final, la Primera Sala se despide como un pilar del sistema judicial mexicano. La ministra Loretta Ortiz lidera este momento clave con una visión clara y un firme compromiso hacia el cambio. Su labor no solo cerrará un ciclo, sino que también sentará las bases para un futuro en el que la justicia continuará siendo una esperanza palpable para quienes la buscan.