El Festival de Cine de Venecia 82, que inició el 27 de agosto y se extenderá hasta el 6 de septiembre, abrió con la nueva película del director napolitano Paolo Sorrentino, “La grazia”, que además compite por el León de Oro. La obra reúne nuevamente al destacado actor Toni Servillo, con quien Sorrentino ha trabajado en siete películas, para explorar los últimos seis meses del mandato de un presidente que enfrenta decisiones políticas y personales críticas.
En la película, Servillo interpreta a un mandatario que busca equilibrar su papel como líder y como padre, mientras se enfrenta a la decisión de implementar la ley de eutanasia que propuso pero que, debido a su formación católica, aún no ha firmado. La narrativa aborda dilemas éticos y morales profundos, situando al protagonista en un terreno donde la política y la vida personal convergen. Completan el elenco Anna Ferzetti y Máximo Venturiello, quienes aportan a la complejidad de la trama.
“La grazia” fue escrita y dirigida por Sorrentino y producida por Fremantle, en colaboración con The Apartment, Fremantle Company y Numero 10. La distribución en Italia estará a cargo de PiperFilm, mientras que MUBI adquirió los derechos para Estados Unidos, Latinoamérica, Inglaterra, Irlanda, Alemania, Austria, Benelux, España, Turquía, India, Australia y Nueva Zelanda. Los planes de estreno en cines se anunciarán en los próximos meses, y The Match Factory gestionará las ventas en los territorios restantes.
La película retoma temas recurrentes en la filmografía de Sorrentino, incluyendo la reflexión sobre la política, la familia y la moral, siguiendo la línea de títulos como La gran belleza, ganadora del Oscar a Mejor Película Extranjera en 2014, y Fue la mano de Dios, que obtuvo reconocimiento internacional en 2021 y 2022. Su carrera combina la cinematografía con series televisivas de gran alcance, como The Young Pope y The New Pope, ambas premiadas y nominadas en los Globos de Oro y los Emmy.
“La grazia” se suma a la trayectoria de Sorrentino de explorar personajes complejos en contextos de poder, utilizando la colaboración con Servillo para profundizar en la psicología de sus protagonistas. La película mantiene su enfoque estético distintivo, caracterizado por composiciones visuales cuidadas, ritmos narrativos pausados y un equilibrio entre lo personal y lo político.
Con su estreno en Venecia, la película marca otro capítulo en la filmografía del director italiano, consolidando su estilo y su interés por los dilemas humanos frente al poder y la ética. La proyección de “La grazia” confirmó el compromiso de Sorrentino con un cine que combina reflexión social, profundidad emocional y construcción visual impecable, ofreciendo al público internacional un retrato político y humano de relevancia contemporánea.






