Reto diplomático con ausencias notables para la primer presidenta Claudia Sheinbaum

La toma de protesta de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México estuvo marcada no solo por la importancia histórica del evento, sino también por las ausencias diplomáticas de varios países clave. Las sillas vacías de España, Ecuador y Perú destacaron, reflejando las tensas relaciones diplomáticas que se gestaron durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

 

La ausencia de estos países no pasó desapercibida y evidenció los desacuerdos diplomáticos que han influido en la política exterior mexicana en los últimos años. “El escenario internacional refleja las consecuencias de las decisiones del pasado reciente”, comentaron algunos analistas. A pesar de los intentos de Claudia Sheinbaum por mantener un discurso conciliador, la herencia diplomática de su predecesor parece ser un reto inevitable en su administración.

 

Uno de los episodios más notorios fue la ausencia de España en la ceremonia de investidura. La razón de esta ausencia se remonta a un antiguo conflicto entre los dos países, cuando en 2019, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador solicitó al rey Felipe VI un reconocimiento formal por los agravios cometidos hacia los pueblos indígenas durante la colonización. “Lamentablemente, dicha misiva no mereció respuesta alguna de forma directa,” explicó Sheinbaum en un comunicado, dejando entrever el malestar diplomático que persiste entre las dos naciones.

 

El gobierno español decidió no enviar representantes a la toma de protesta, en parte porque solo se extendió la invitación al presidente Pedro Sánchez, excluyendo al rey Felipe VI. Este gesto fue interpretado en Madrid como un desaire, lo que tensionó aún más la relación bilateral, ya afectada por la falta de un diálogo fluido en los últimos años.

 

Otro de los países ausentes fue Ecuador, cuyo conflicto con México tiene raíces en un incidente diplomático de alto perfil. Durante la presidencia de López Obrador, México concedió asilo al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, quien enfrentaba cargos judiciales en su país. Este acto provocó una crisis cuando fuerzas policiales de Ecuador irrumpieron en la embajada mexicana en Quito para arrestar a Glas, desatando una disputa entre los dos gobiernos.

 

A raíz de este incidente, las relaciones entre México y Ecuador se deterioraron considerablemente. El conflicto escaló hasta el punto de que ambos países se enfrentan en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con acusaciones mutuas de violaciones al derecho internacional y a los tratados diplomáticos. Las relaciones, hasta la fecha, permanecen congeladas.

 

Las relaciones entre México y Perú también han sido tensas desde 2022, cuando el entonces presidente peruano, Pedro Castillo, intentó un autogolpe de Estado. Tras su destitución, Dina Boluarte asumió el poder, pero López Obrador nunca reconoció su legitimidad. “Boluarte es una usurpadora,” llegó a afirmar el presidente mexicano en repetidas ocasiones, agudizando la confrontación política entre ambas naciones.

 

López Obrador no solo rechazó reconocer al gobierno de Boluarte, sino que también ofreció asilo a la familia de Castillo, lo que agravó aún más el conflicto. Desde entonces, las relaciones diplomáticas entre México y Perú han estado prácticamente inexistentes, y la ausencia de representación peruana en la toma de protesta de Sheinbaum fue una confirmación de ese distanciamiento.

 

El desafío que enfrenta Claudia Sheinbaum en el escenario internacional es significativo. Si bien su llegada a la presidencia de México abre una nueva etapa en la política nacional, los conflictos diplomáticos que heredó de la administración anterior son un lastre que no puede ignorar. Las ausencias en su toma de protesta simbolizan la magnitud del reto que tiene por delante para restaurar las relaciones bilaterales con estos países clave.

 

En sus primeras declaraciones, Sheinbaum ha expresado su deseo de reencauzar las relaciones internacionales de México, apostando por el diálogo y la cooperación. “Nuestra prioridad es mantener relaciones de respeto mutuo y avanzar hacia la estabilidad regional,” aseguró la mandataria en un intento de suavizar las tensiones heredadas. Sin embargo, el camino hacia la reconciliación diplomática no será fácil, y dependerá de cómo gestione estos primeros meses en el poder.

López Obrador y la Declaratoria de Persona Non Grata en diferentes países

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido objeto de conflictos internacionales debido a diversas declaraciones realizadas principalmente durante sus conferencias matutinas. Estas declaraciones han llevado a que varios países lo declaren, junto con algunos miembros de su gobierno, como persona non grata. A continuación, exploramos las implicaciones de este término y los recientes enfrentamientos diplomáticos.

El estatus de persona non grata se utiliza históricamente para prohibir la entrada de personas extranjeras a un país por orden gubernamental, según el artículo 9 de la Convención de Viena. Esta medida es una de las formas más severas de censura que puede imponer una nación sobre individuos que, normalmente, gozan de inmunidad diplomática frente a arrestos y otras formas de juicio político. Según el tratado, “El Estado receptor podrá, en cualquier momento y sin necesidad de justificar su decisión, notificar al Estado acreditante que el jefe u otro miembro del personal diplomático de la misión es persona non grata.”

En caso de que el Estado acreditante no cumpla con las obligaciones solicitadas, el país receptor tiene el derecho de rechazar al individuo como parte de la misión diplomática. Sin embargo, es importante señalar que la declaración de persona non grata no tiene efectos legales directos; más bien, refleja un rechazo público y puede perjudicar las relaciones bilaterales entre los países involucrados.

El 25 de mayo de 2023, el Congreso de Perú aprobó la Moción 6513 para declarar a Andrés Manuel López Obrador persona non grata. Esta decisión se tomó en respuesta a las críticas del presidente mexicano hacia su homóloga peruana, Dina Boluarte. La moción fue respaldada por 65 votos a favor y se hizo pública a través de la cuenta oficial de Twitter del Congreso. López Obrador, en una de sus conferencias, expresó que consideraba la declaración como un “timbre de orgullo” y agradeció el gesto.

El presidente mexicano ha continuado criticando al gobierno de Boluarte y a los legisladores peruanos, cuestionando la detención de Pedro Castillo y la autorización de la llegada de soldados estadounidenses al país.

Durante el gobierno de López Obrador, varios embajadores mexicanos han sido declarados personas non grata y han tenido que abandonar los países en cuestión en un plazo generalmente no mayor a 72 horas. A continuación, se detallan algunos casos específicos:

Raquel Serur Smeke en Ecuador: El 4 de mayo de 2024, la embajadora mexicana fue declarada persona non grata por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador, tras los comentarios de López Obrador sobre el asesinato del ex candidato presidencial Fernando Villavicencio. La decisión se basó en el principio de no intervención y la Convención de Viena.

María Teresa Mercado Pérez en Bolivia: En diciembre de 2019, la entonces presidenta Jeanine Áñez declaró non grata a la embajadora mexicana María Teresa Mercado, acusándola de proteger a ex ministros del gobierno de Evo Morales. Morales, quien recibió asilo político en México durante el mandato de López Obrador, mantiene una relación cercana con el gobierno mexicano.

Pablo Monroy Conesa en Perú: En diciembre de 2022, el embajador Pablo Monroy Conesa fue declarado persona non grata por el Congreso peruano en respuesta a las críticas de López Obrador sobre la destitución y encarcelamiento del ex presidente Pedro Castillo. Monroy Conesa, quien cuenta con una extensa trayectoria en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), dejó Perú afirmando que se iba con la “tranquilidad del deber cumplido.”