El Bueno, El Malo y los demás: La Competencia por el Senado en Oaxaca

El Bueno, El Malo y los demás: La Competencia por el Senado en Oaxaca

EEn medio de un escenario político marcado por tensiones y estrategias electorales, la contienda por el Senado de la República en Oaxaca se presenta como una batalla entre dos figuras prominentes: Benjamín Robles Montoya, conocido como “El Bueno”, y Antonino (Nino) Morales, quien ahora se le atribuye el apodo de “El Malo”.

Robles Montoya, compitiendo bajo las siglas del PT (Partido del Trabajo), ha surgido como una fuerza determinante en esta elección. Su trayectoria política y su postura en defensa de los intereses populares lo han posicionado como una opción atractiva para muchos votantes en el estado. Además, su cercanía con Andrés Manuel López Obrador, ha consolidado su imagen como un aliado de la 4T.

Por otro lado, Morales, compitiendo bajo las siglas de Morena, ha generado controversia y polarización. Sus críticos lo han etiquetado como “El Malo”, argumentando que su gestión previa y su postura política no están alineadas con los intereses del pueblo oaxaqueño. A pesar de su afiliación partidista, algunos sectores lo ven como una figura que no representa el cambio genuino que muchos buscan.

Mientras tanto, los demás participantes en esta contienda electoral parecen ser meros espectadores en comparación con la intensa rivalidad entre “El Bueno” y “El Malo”. Sus propuestas y plataformas políticas han quedado opacadas por el enfrentamiento entre estas dos figuras prominentes.

Con las elecciones en el horizonte, la competencia entre “El Bueno” y “El Malo” promete ser intensa y definirá el futuro político de Oaxaca en los próximos años. Los votantes están atentos a cada movimiento y declaración, conscientes de que su elección podría tener un impacto significativo en el rumbo del estado y del país.

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Tragedia en Chiapas Tras Asesinato de Diego Pérez, Precandidato del PRI en Chiapas

Tragedia en Chiapas Tras Asesinato de Diego Pérez, Precandidato del PRI en Chiapas

La violencia política en México cobra una nueva víctima con el asesinato de Diego Pérez Méndez, precandidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia municipal de San Juan Cancuc, Chiapas. El cuerpo de Pérez fue encontrado durante la madrugada cerca de la comunidad Yalvanté, en el municipio de San Chamula, según informó la Fiscalía General del Estado.

 

El presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, confirmó el trágico suceso y, durante un evento en Chiapas, solicitó un minuto de silencio en memoria de Pérez. Moreno lamentó los hechos y recordó que durante las pasadas elecciones en México se registraron alrededor de 130 muertes de candidatos, lo cual subraya la gravedad del clima de violencia política en el país.

 

Además del asesinato de Pérez, la esposa e hijo del precandidato, identificados como Juana ‘N’ y Manuel ‘N’, fueron encontrados con lesiones, presumiblemente provocadas por arma de fuego, según información proporcionada por la Fiscalía de Chiapas. Ambos fueron trasladados a un hospital en San Cristóbal de Las Casas para recibir atención médica, mientras que el cuerpo de Diego Pérez fue llevado al Servicio Médico Forense para practicar la necropsia correspondiente.

 

Diego Pérez tenía previsto participar en un plebiscito este 14 de marzo en el municipio de San Juan Cancuc, donde se elegiría al candidato del PRI a la presidencia municipal. Su asesinato ha conmocionado a la comunidad política y ha generado una nueva ola de preocupación sobre la seguridad de los candidatos y la integridad del proceso democrático en el país.

 

Ante este lamentable suceso, la Fiscalía de Chiapas ha iniciado las investigaciones pertinentes a través de la Fiscalía de Justicia Indígena, para esclarecer el homicidio de Pérez y las lesiones sufridas por su esposa e hijo. Este trágico incidente refuerza la urgente necesidad de tomar medidas efectivas para garantizar la seguridad de los candidatos y proteger la integridad del proceso electoral en México.

 

La muerte de Diego Pérez Méndez representa no solo una pérdida irreparable para su familia y seres queridos, sino también un recordatorio sombrío de los desafíos que enfrenta la democracia mexicana en su lucha contra la violencia política y la impunidad.

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