Tragedia en Jalisco tras caer avioneta dejando siete víctimas, entre ellas el sobrino de líder criminal

Desde el pasado 19 de diciembre, Disney transporta a las audiencias a las míticas Tierras del Orgullo con Mufasa: El Rey León. La nueva película animada que explorar los inicios del legendario padre de Simba. Esta entrega promete revelar la historia jamás contada de Mufasa, desde su difícil infancia hasta convertirse en el líder inolvidable que marcó generaciones.

 

La película, narrada por el sabio Rafiki Kiara, la hija de Simba y Nala, ofrece un viaje al pasado mediante flashbacks. En ellos, descubrimos a Mufasa como un cachorro huérfano que, tras perder a su familia, encuentra en Taka (quien más tarde será Scar) un hermano y aliado inesperado. Su vínculo será clave para enfrentar desafíos que pondrán a prueba su amistad y su destino.

 

El director Barry Jenkins asegura que esta película permitirá a los fans conectar con personajes icónicos como Zazú, Sarabi, Timón y Pumba, al mismo tiempo que introduce a nuevos habitantes de las Tierras del Orgullo. Según Jenkins: “Explorar los orígenes de Mufasa y su relación con Taka fue una experiencia enriquecedora, especialmente al profundizar en cómo los eventos del pasado moldearon el presente.”

 

La voz de Mufasa en su adultez será interpretada por Aaron Pierre, mientras que Kelvin Harrison Jr. dará vida a Taka. Sarabi, la futura reina consorte, será interpretada por Tiffany Boone, y el temible villano Kiros contará con la voz de Mads Mikkelsen, quien promete entregar una actuación intensa y memorable. En México, las voces son Carlos Rivera y Fela Dominguez como Simba y Nala, respectivamente.

 

Como es tradición, Timón y Pumba no solo aportarán risas, sino también valiosas lecciones a través de sus travesuras. La dupla vuelve con las voces de Billy Eichner y Seth Rogen, quienes ya conquistaron al público en la versión de El Rey León de 2019.

 

Mufasa: El Rey León promete ser una mezcla de acción, drama y humor, capturando la esencia de lo que hizo a El Rey León un clásico atemporal. Para quienes crecieron con Simba y ahora acompañan a una nueva generación, esta película será una oportunidad única de explorar las raíces de un legado que trasciende el tiempo. 

 

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Ante la crisis limonera en Apatzingán el gobierno de Michoacán asume el control

El corazón de la industria limonera en Michoacán late con dificultad. En medio de un paro que ya lleva tres días y afecta gravemente la producción en los municipios de Apatzingán y Buenavista Tomatlán, el gobierno estatal ha decidido tomar una medida drástica: asumir el control del Tianguis Limonero de Apatzingán. Esta intervención busca estabilizar el mercado del cítrico y, al mismo tiempo, desarticular las redes de extorsión que asfixian a los productores locales.

 

Carlos Torres Piña, secretario de Gobierno de Michoacán, anunció la decisión luego de una reunión con altos mandos militares de la 43 Zona Militar, ubicada en Apatzingán, así como con representantes de los productores y empresarios del sector. “Nosotros ofrecimos y el planteamiento es que, por algunas semanas, como gobierno de Michoacán, nos hagamos cargo de este Tianguis Limonero, para nosotros tener el control y la revisión de dónde viene la fruta, la trazabilidad de qué áreas y parcelas viene, el control de la venta, y todo eso que permita también regular ciertos procesos”, explicó Torres Piña, subrayando la necesidad de una intervención urgente.

 

Esta acción busca, en primer lugar, garantizar la seguridad de los productores, quienes han denunciado que el crimen organizado les exige hasta tres pesos por cada kilogramo de limón que comercializan. Estas extorsiones, sumadas a los bajos precios pagados por las empacadoras, han llevado a los limoneros al borde de la desesperación.

 

El paro limonero que afecta a Apatzingán y Buenavista Tomatlán no es un problema aislado. “Se mezclan varios temas”, reconoció Torres Piña. “Al ser poca la fruta que se cosecha en este periodo, el costo no es rentable, y si a esto le agregas estos elementos externos que tú señalas, por supuesto que se mezclan”. Las declaraciones del secretario reflejan la complejidad de una situación que no solo tiene un impacto económico, sino también social y de seguridad.

 

La producción de limón en Michoacán, que anualmente alcanza las 600 mil toneladas, es una de las más importantes a nivel nacional. Sin embargo, el bajo costo del producto en el estado, donde los limoneros reciben entre 7 y 11 pesos por kilogramo, contrasta drásticamente con los precios en otros estados del país, donde el mismo cítrico se vende entre 20 y 50 pesos. El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla ha señalado este factor como una de las principales causas de la crisis actual.

 

El costo de producción no es el único factor que sofoca a los limoneros. Los productores han revelado, bajo condición de anonimato, que el crimen organizado ha incrementado las tarifas de extorsión, haciendo aún más difícil su labor. Los cárteles implicados en estas actividades, según se ha identificado, son Cárteles Unidos (Los Viagras y Blancos de Troya), Los Caballeros Templarios, el Cártel de Acahuato y el Cártel de Tepalcatepec. Este último controla las extorsiones en Tepalcatepec y La Ruana, dos zonas históricamente conflictivas.

 

Ante este panorama, la intervención del gobierno en el Tianguis Limonero no solo busca regular el precio del limón, sino también cortar las fuentes de ingresos ilícitos de estos grupos. La trazabilidad de la fruta y el control de la venta se perfilan como herramientas clave en esta estrategia.

 

Aunque la decisión del gobierno de Michoacán representa un paso audaz, el éxito de la medida dependerá de su implementación y de la capacidad de las autoridades para sostener el control en un entorno dominado por la violencia y la corrupción. La intervención del Tianguis Limonero de Apatzingán es, en muchos sentidos, una prueba de fuego para la administración estatal, que deberá demostrar su determinación y eficacia frente a uno de los desafíos más complejos que enfrenta el sector agrícola en la región.

 

Los productores, por su parte, mantienen la esperanza de que esta medida sea el primer paso hacia una solución más duradera que les permita trabajar en paz y obtener un precio justo por su esfuerzo. Como señaló uno de ellos, “Lo que necesitamos es que nos dejen trabajar, que nos paguen lo justo, y que no tengamos que temer por nuestras vidas cada vez que salimos al campo”.