Culiacán bajo fuego por más de una semana dejando 28 muertos y 30 desaparecidos

En la última semana, Culiacán ha sido testigo de una ola de violencia que ha cobrado la vida de al menos 28 personas y ha dejado 30 desaparecidos, según las autoridades estatales. Entre el lunes 9 y el domingo 15 de septiembre, la capital de Sinaloa, conocida por ser un bastión del narcotráfico, ha sido escenario de enfrentamientos que, según informes, están ligados a facciones del Cártel de Sinaloa.

 

Aunque la Fiscalía General del Estado de Sinaloa (FGES) había reportado 23 muertos hasta el sábado, la cifra aumentó a 28 tras el hallazgo de cinco cuerpos la madrugada del domingo. Los cuerpos, todos de hombres jóvenes entre 20 y 30 años, fueron encontrados en la salida sur de la ciudad. Algo que llamó la atención fue que todos llevaban sombreros en la cabeza y uno más, de adorno, colgado en el pecho.

 

Este macabro hallazgo fue reportado a las 07:00 de la mañana, y al lugar acudieron elementos del Ejército, la Guardia Nacional y la Policía local para realizar las primeras investigaciones. La presencia militar en la ciudad ha incrementado en los últimos días, con el objetivo de “proteger a la población y evitar confrontaciones”, según declaró el presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

A pesar de la movilización de las fuerzas armadas, los enfrentamientos entre grupos del narcotráfico, presuntamente vinculados a las facciones de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán y de Ismael “El Mayo” Zambada, han continuado. El pasado viernes, el presidente señaló que “no ha habido muchos homicidios”, aunque los números indican lo contrario. Hasta el viernes, se habían registrado 19 asesinatos, a los que se sumaron otros cuatro el sábado y cinco más el domingo.

 

Debido a la violencia, el gobierno de Sinaloa tomó la decisión de suspender las celebraciones del Día de la Independencia, programadas para este 15 de septiembre. Escuelas en Culiacán y otros municipios cercanos han cerrado sus puertas, mientras que muchos negocios han hecho lo mismo y las calles de la ciudad permanecen prácticamente vacías. La gente se resguarda en sus casas, esperando que la situación mejore.

 

Este clima de inseguridad refleja la feroz lucha por el control del territorio entre los grupos del narcotráfico. Mientras tanto, Culiacán sigue siendo una ciudad bajo asedio, donde la violencia y el miedo han apagado cualquier atisbo de normalidad.