Tras una multitudinaria caminata, el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, se dirigió a los fieles en el atrio de la catedral, condenando la indiferencia ante la violencia y exhortando a los católicos a no ignorar el sufrimiento de los afectados.
El obispo instó a la comunidad a orar por los delincuentes, con la esperanza de que abandonen su crueldad, y pidió a los políticos que dejen de ser indiferentes como “Caín”. Subrayó la responsabilidad de los líderes de proteger al pueblo, criticando su omisión motivada por intereses personales y falta de capacidad.
“No cometamos los mismos errores que aquellos en posiciones de poder que, pudiendo detener la violencia, eligen la inacción. La democracia nos da el poder de castigar con el voto a los malos gobiernos”, expresó. Además, enfatizó que la ciudadanía tiene el derecho y la necesidad de exigir seguridad para poder vivir y trabajar en paz.
Según el obispo, imágenes captadas por drones de la unidad de Comunicación de la catedral mostraron la participación de más de 20 mil personas, aunque la señal fue bloqueada, impidiendo la obtención de imágenes.
En su discurso, el obispo también pidió a los criminales ablandar sus corazones y destacó el poder de la oración para lograr milagros. “La oración a Dios es crucial. Oremos por los mafiosos, los delincuentes, los sicarios, y aquellos que instigan la muerte, para que Dios toque sus corazones de piedra”, manifestó.
El religioso, quien encabezó la Marcha por la Paz en Cuernavaca, también denunció intentos previos de boicotear marchas similares para minimizar su cobertura mediática, y solicitó que en esta ocasión se reconociera la significativa participación ciudadana.
Al concluir la marcha, candidatos a diputados locales y alcaldes de todos los partidos firmaron compromisos por la paz, prometiendo garantizar la seguridad de los ciudadanos sin importar quién gane las próximas elecciones.