“Guerrero por la Paz”: Un faro de esperanza en la tormenta de la inseguridad

En un estado marcado por años de violencia e inseguridad, el nuevo programa “Guerrero por la Paz” surge como un compromiso palpable con la transformación y la justicia social. En una emotiva presentación llevada a cabo en la cancha de la colonia Emiliano Zapata, las autoridades estatales y municipales dieron el banderazo de salida a esta iniciativa que promete atacar las raíces del problema, más allá de una respuesta meramente policial.

 

La gobernadora Evelyn Salgado Pineda, quien encabezó el evento, dejó claro que el programa no es una fórmula represiva. “Atendiendo las causas que promueven la violencia, Guerrero por la Paz es parte del segundo piso de la Cuarta Transformación; no se logra con la fuerza pública”, afirmó con determinación. Su visión es clara: devolverle la paz a Guerrero significa resolver las carencias sociales y económicas que han alimentado la inseguridad durante años.

 

El énfasis en la atención a las comunidades es una de las claves de este programa. Salgado insistió en la necesidad de que las autoridades estén cerca de los habitantes, escuchando y resolviendo. “Este es un evento de promesa de esperanza, una puerta que nos abre la oportunidad de reconstruir lo que nos dejaron perdidos”, declaró, haciendo eco del sentimiento de miles de guerrerenses que anhelan recuperar su tranquilidad.

 

Por su parte, la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, destacó que este esfuerzo no solo se enfoca en disminuir los índices delictivos, sino en tejer una red comunitaria más fuerte. “Este plan abona al fortalecimiento del tejido social, involucrando a las y los ciudadanos”, puntualizó. La participación activa de la sociedad será esencial para que el programa no solo sea una estrategia gubernamental, sino un movimiento ciudadano por la paz.

 

El compromiso no se limita a una esfera local. La subsecretaria de Desarrollo Económico, Rocío Bárcenas Molina, subrayó que el éxito de “Guerrero por la Paz” depende de la colaboración entre los tres niveles de gobierno. “Estamos en la estrategia integral a las causas que generan violencia y vulnerabilidad, sobre todo acercando los apoyos sociales a la población”, indicó, dejando entrever que la meta es brindar soluciones concretas a problemas históricos.

 

En el evento también estuvo presente el alcalde de Chilpancingo, Gustavo Alarcón Herrera, junto a funcionarios federales, estatales y municipales, simbolizando una alianza inédita para enfrentar una problemática que ha afectado a Guerrero durante décadas. Este apoyo coordinado sugiere que, por fin, las palabras se convertirán en acciones tangibles.

 

La colonia Emiliano Zapata, escenario del lanzamiento, no fue elegida al azar. Es un punto representativo de las luchas sociales y de las carencias que han permeado al estado. Aquí, entre aplausos y expectativas, se plantó la semilla de una posible transformación.

 

“Guerrero por la Paz” es más que un programa; es una declaración de intenciones para rescatar un estado con cicatrices profundas. Si bien el camino será largo y lleno de retos, la promesa de un cambio verdadero parece más cercana que nunca.

 

“La paz no se impone, se construye de la mano de quienes más la necesitan”. Guerrero ya empezó a caminar hacia esa construcción enfatizó la gobernadora Salgado.

Obispo de Guerrero es hallado en estado crítico de salud tras examen toxicológico

Obispo de Guerrero es hallado en estado crítico de salud tras examen toxicológico

La reciente noticia sobre el estado del obispo emérito Salvador Rangel Mendoza, de Chilpancingo, Guerrero, ha conmocionado a la comunidad religiosa y a la sociedad en general. Los resultados de los análisis toxicológicos realizados en el hospital general “José G. Parres” de Cuernavaca han dejado al descubierto una realidad alarmante: la presencia de cocaína y benzodiacepinas en su organismo. 

El drama comenzó el sábado 27 de abril cuando el obispo fue reportado desaparecido. La incertidumbre se profundizó al descubrir que fue encontrado en una sala de urgencias del hospital general de Cuernavaca el lunes siguiente. Los detalles de su ingreso revelan un cuadro preocupante: deterioro neurológico, somnolencia y falta de pertenencias, acompañados por un blister de pastillas de sildenafil.

 

Las circunstancias de su hallazgo, entre llamadas de auxilio desde un hotel y su ingreso en estado de somnolencia, pintan un panorama sombrío. Los médicos que lo atendieron informaron sobre la necesidad de intervención urgente, incluida la administración de flumazenil y naloxona para contrarrestar los efectos de las drogas detectadas en su sistema.

 

La Conferencia del Episcopado Mexicano emitió una alerta y solicitó la colaboración de las autoridades gubernamentales para localizar al obispo, mientras que el fiscal Uriel Carmona confirmó que fue víctima de secuestro exprés con el objetivo de obtener dinero a través de retiros en cajeros automáticos.

 

Las declaraciones del abogado del obispo, Pedro Martínez Bello, revelan la gravedad de la situación: se recomienda un período de tres días de reposo para desintoxicar su cuerpo de las sustancias suministradas por sus captores. Sin embargo, el secretario de gobierno en funciones de gobernador, Samuel Sotelo Salgado, ha arrojado dudas sobre la versión del secuestro exprés, señalando que el obispo fue visto por última vez en una pizzería del municipio de Emiliano Zapata.

 

La controversia en torno a los eventos que llevaron al estado crítico del obispo contrasta con la urgencia médica de su situación. Su egreso voluntario del hospital general de Cuernavaca y su traslado a un hospital privado plantean interrogantes sobre su recuperación y seguridad.

 

Este caso no solo destaca la vulnerabilidad de una figura religiosa prominentemente conocida, sino que también pone de relieve la complejidad de los desafíos sociales que enfrenta la sociedad mexicana. La drogadicción, el secuestro y la seguridad pública son temas que requieren atención urgente y colaboración entre todos los sectores de la sociedad y el gobierno.

 

La comunidad religiosa, las autoridades y la sociedad en su conjunto esperan que este incidente conduzca a una reflexión profunda sobre los problemas subyacentes y a un compromiso renovado con la protección y el cuidado de todos los ciudadanos, sin importar su estatus o profesión.

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