La presidenta Claudia Sheinbaum defendió la posición de México en el voto realizado en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde el país respaldó la resolución para retirar el bloqueo económico a Cuba, medida que Estados Unidos mantiene desde hace más de seis décadas. La mandataria subrayó que la política exterior mexicana se define dentro del país y no por presiones externas, en respuesta a las críticas del subsecretario de Estado estadounidense Christopher Landau.
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum aseguró que México mantiene una relación estable con Washington, pero que su gobierno ejerce una política exterior independiente y guiada por principios de soberanía. La presidenta destacó que la postura adoptada en la ONU está en línea con la tradición diplomática mexicana de respeto al derecho internacional y de rechazo a las medidas coercitivas unilaterales.
El voto de México se dio en un contexto de renovada tensión diplomática con Estados Unidos, luego de que Landau calificara de “decepcionante” la decisión mexicana y acusara al gobierno de enviar grandes cantidades de petróleo a Cuba. Sus declaraciones también incluyeron críticas al sistema político cubano, al que comparó con regímenes autoritarios del pasado.
La votación en la ONU reunió el respaldo de 187 países a favor de levantar el embargo estadounidense, mientras que solo Estados Unidos e Israel votaron en contra. El resultado volvió a colocar el tema en el centro del debate internacional sobre el impacto humanitario y económico del bloqueo impuesto a la isla desde 1962.
Desde el inicio de su administración, Sheinbaum ha mantenido la línea diplomática tradicional de México, basada en los principios de no intervención, autodeterminación de los pueblos y cooperación internacional para el desarrollo. La presidenta reiteró que su gobierno busca el diálogo y la cooperación con Washington, especialmente en materia comercial y de seguridad, pero sin ceder en decisiones que afectan la soberanía nacional.
La tensión entre ambos países se produce en un momento en que México y Estados Unidos negocian nuevos acuerdos comerciales y de seguridad fronteriza, lo que convierte la relación bilateral en una de las prioridades estratégicas de ambos gobiernos.
Con esta postura, el gobierno mexicano reafirma su papel como interlocutor autónomo en la política internacional, que mantiene relaciones abiertas tanto con Estados Unidos como con América Latina. La defensa de la soberanía y la autodeterminación sigue siendo el eje de su diplomacia, incluso frente a las críticas de su principal socio económico.
En un escenario global marcado por tensiones políticas y económicas, la decisión de México vuelve a subrayar su posición histórica de independencia en política exterior, una línea que el país ha mantenido durante décadas frente a los cambios en Washington y en el tablero internacional.
