Una reforma histórica para garantizar salarios mínimos siempre por encima de la Inflación

En un acto que marcará un antes y un después en la política salarial del país, el Senado de la República aprobó de manera unánime una reforma constitucional que garantiza que los salarios mínimos no queden por debajo de la inflación. Con un contundente apoyo de 124 votos a favor, la reforma es vista como un paso crucial en la protección del poder adquisitivo de los trabajadores mexicanos, en un contexto en el que la inflación ha sido un enemigo constante de las familias.

 

Esta reforma, enviada en febrero por el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, busca instaurar un mecanismo que asegure que la fijación anual de los salarios mínimos, tanto generales como profesionales, sea siempre superior a la inflación registrada durante su vigencia. Con esto, se evitarán los retrocesos económicos que han afectado a los trabajadores más vulnerables en décadas pasadas.

 

La reforma no solo abarca a los trabajadores del sector privado, sino que también establece que sectores clave del servicio público, como las maestras y maestros de nivel básico, policías, guardias nacionales, personal de las fuerzas armadas, así como médicos y enfermeros, recibirán un salario mensual que no podrá ser inferior al salario promedio registrado ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Esta medida, además de proteger a estos grupos esenciales, busca reconocer su importancia en el desarrollo y seguridad del país.

 

Alfonso Cepeda, senador de Morena y líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), celebró con entusiasmo la aprobación de la reforma, destacando su impacto en la justicia social. En su intervención, Cepeda señaló: “Durante años, los trabajadores fueron víctimas de un modelo económico que promovía salarios bajos. Hoy, con esta reforma, la transformación de México se refleja en hechos, no solo en palabras”. Para Cepeda, esta es una de las reformas más significativas en términos de recuperación del poder adquisitivo y dignificación del trabajo en México.

 

El coordinador del PRI, Manuel Añorve, también mostró su apoyo a la medida, subrayando la importancia de proteger a las familias mexicanas frente a los embates de la inflación. “Esta reforma no solo es necesaria, es urgente. Los mexicanos no pueden seguir perdiendo poder adquisitivo, y con esta medida estamos dándoles un respiro económico”, afirmó el priista.

 

Por su parte, el panista Ricardo Anaya coincidió en la importancia de la reforma, pero instó a Morena a aclarar ciertos puntos. “Es una reforma que tiene dos grandes aciertos: primero, que nunca más el salario aumente por debajo de la inflación, y segundo, que ningún docente, enfermero o policía gane menos que el salario promedio registrado. Sin embargo, necesitamos claridad sobre si esta reforma beneficiará también a los policías estatales y municipales”, comentó Anaya.

 

Ante esta inquietud, el presidente de la Comisión de Estudios Legislativos, Enrique Inzunza, aclaró que la aplicación de la reforma en policías de distintos niveles quedará a consideración de los estados, un aspecto que los congresos locales deberán analizar y decidir en los próximos meses.

 

Con la aprobación de esta reforma, se vislumbra una transformación radical en la política salarial de México. La medida no solo busca corregir los errores del pasado, donde el salario mínimo crecía de manera desproporcionada frente a la inflación, sino también crear un marco donde el bienestar económico de los trabajadores esté garantizado.

 

El dictamen ahora pasa a los congresos estatales para su discusión y aprobación final, una fase crucial que definirá su implementación efectiva en todo el país. Los legisladores tienen en sus manos la oportunidad de consolidar una reforma que podría cambiar el curso económico de México y mejorar significativamente la calidad de vida de millones de trabajadores.

Indígenas tzeltales rechazan participación en comicios y denuncian violencia política

En un contundente acto de resistencia, más de mil indígenas tzeltales, miembros de la Organización Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio y el Gobierno Comunitario, se congregaron el sábado en el municipio de Chilón, Chiapas, en el sureste de México, para levantar su voz contra la violencia perpetrada por partidos políticos y grupos del crimen organizado. Además, anunciaron su decisión de no participar en los próximos comicios del 2 de junio.

Pascuala Vázquez Aguilar, portavoz del Consejo del Gobierno Comunitario de Chilón, explicó que desde 2017 han optado por mantenerse al margen de los partidos políticos en la elección de sus autoridades, argumentando que éstos no representan los intereses del pueblo originario y persiguen únicamente el poder. Esta determinación marcó el inicio de un movimiento de resistencia frente a la corrupción institucional y la intimidación de la delincuencia organizada.

Ante la falta de representatividad de los partidos políticos, surgió el Gobierno Comunitario inclusivo como una alternativa para los pueblos originarios de Chilón y Sitalá. En este año, más de seis mil indígenas tzeltales han optado por abstenerse de votar en las elecciones tanto nacionales como locales, prefiriendo continuar activos en la lucha por el reconocimiento jurídico de su autonomía.

La marcha estuvo conformada por mujeres, hombres, y niños, así como por organizaciones civiles, investigadores sociales, médicos, maestros observadores y defensores de los derechos humanos. Recorrieron las calles de la localidad portando banderas y entonando música tradicional hasta llegar al atrio de la iglesia de Santo Domingo, donde expresaron sus denuncias y posturas respecto a las próximas elecciones.

Durante un mitin al término de la marcha, los participantes exigieron el respeto a los derechos territoriales y a la madre tierra, así como el derecho a la consulta previa e informada para los pueblos originarios. Asimismo, reafirmaron su compromiso con una vida digna para las niñas, los niños y jóvenes, y expresaron su rechazo a la influencia del crimen organizado y la militarización de los territorios y comunidades indígenas.