Selena… Eterna: Un viaje sinfónico que revive a la Reina del Tex-Mex

Hace ya 30 años que Selena Quintanilla partió, pero su luz no se apaga. Y lo que viví —lo que estamos viviendo— con este homenaje sinfónico es simplemente mágico. La Filarmónica de las Artes volvió a darle vida al legado de la Reina del Tex-Mex con un espectáculo que te agarra el corazón y no lo suelta: Selena… Eterna. La mezcla entre música sinfónica y los éxitos que todos traemos tatuados en la memoria hacen que, por un par de horas, Selena esté de vuelta con nosotros.

La emoción comienza desde los primeros acordes. Bajo la batuta de Odette Waller, la orquesta arranca con fuerza y sensibilidad, envolviéndote en un viaje musical que va desde “Como la flor” hasta “Amor prohibido”. Los arreglos sinfónicos, creados por Emmanuel Vázquez Miguel, respetan la esencia de las canciones, pero las llevan a otro nivel, uno que vibra fuerte en el pecho.

Y no solo es la música. Las voces de Brenda Santabalbina, Dagmariz Serafín y Marisol Meneses, junto a Juan Pablo Ruíz y Roberto Salguero, hacen que cada letra suene como un tributo sincero y poderoso. A esto se suma la Compañía de Danza de las Artes, que con las coreografías de Jair Genchi y la dirección escénica de Omar Olvera, logra que Selena no solo se escuche… se sienta, se vea, se baile.

Todo está tan bien cuidado que uno se pierde entre recuerdos, nostalgia y ritmo. La producción, a cargo de Diego Careaga Medina y Enrique Abraham Vélez Godoy, no se queda atrás: es una puesta en escena viva, colorida, llena de fuerza, como lo era Selena. Y cuando suenan clásicos como “Bidi Bidi Bom Bom”, “No me queda más”, “Si una vez” o “El chico del apartamento 512”, es imposible no cantar con el alma.

Este espectáculo es más que un show, es una carta de amor a una artista que rompió fronteras con su voz, su estilo y su forma de ser. Selena no fue solo una cantante; fue una figura que representó el orgullo latino, el empoderamiento femenino y el sueño de muchos.

Selena… Eterna no pretende reemplazarla, ni imitarla. La honra, la celebra y la revive con respeto yemoción. Para los que crecimos con su música, es un abrazo al corazón. Para quienes la descubren ahora, es la mejor manera de entender por qué sigue siendo tan querida.

Así que sí, Selena vive. Y mientras haya música, escenarios y corazones dispuestos a recordarla, su legado será eterno.