En el último sexenio, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) enfrentó un desafío monumental: proteger el sistema financiero mexicano del dinero ilícito. Sin embargo, las decisiones judiciales han debilitado considerablemente sus esfuerzos. Más del 84% de los fondos bloqueados por la UIF, equivalentes a 37 mil 434 millones de pesos, han sido liberados por jueces, dejando al descubierto un sistema donde la impunidad encuentra nuevas rutas.
Entre los principales factores que obstaculizan a la UIF destaca la “jurisprudencia Medina Mora”, que exige que cualquier bloqueo de cuentas bancarias esté respaldado por una solicitud expresa de una autoridad extranjera. Esta medida, según expertos, limita la autonomía de México en investigaciones sobre lavado de dinero. La reciente decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) agrava la situación, permitiendo que un simple amparo provisional otorgue acceso inmediato a los fondos bloqueados, incluso si posteriormente se demuestra que su origen es ilícito.
El impacto de estas decisiones va más allá de las cifras. Las investigaciones han revelado que personajes como Kamel Nacif, señalado por tortura; la Iglesia de la Luz del Mundo, vinculada a delitos sexuales; y operadores del crimen organizado, han recuperado millonarios recursos gracias a estos fallos judiciales. Entre los beneficiados también figuran figuras como Francisco Javier García Cabeza de Vaca, exgobernador de Tamaulipas acusado de delincuencia organizada, y personas relacionadas con redes de corrupción y tráfico de drogas.
Los datos son contundentes. En 2019, la UIF apenas pudo retener el 3.63% de los 16 mil millones de pesos bloqueados, mientras que en 2020 ese porcentaje se redujo al 1.83%. Aunque en 2024 logró revertir esta tendencia y retuvo el 93.78% de los fondos congelados, la reciente decisión de la SCJN podría anular estos avances, facilitando que los recursos vinculados al crimen organizado circulen nuevamente.
Desde 2019, los amparos contra la UIF han aumentado un 215%, evidenciando cómo los mecanismos legales pueden ser utilizados tanto para proteger derechos como para eludir responsabilidades. Mientras la UIF lucha por blindar el sistema financiero, la SCJN ha abierto una puerta que podría convertir los bloqueos en medidas temporales y casi ineficaces.
El desafío ahora es claro: encontrar un equilibrio entre el respeto a los derechos individuales y la necesidad de proteger la integridad financiera de México frente a la sombra del crimen organizado.