Hay canciones que no solo se escuchan, se sienten. “Nada de Nada”, el más reciente lanzamiento del cantante peruano Samanez junto con la compositora y cantante mexicana Emilia Vega, llega justo ahí donde el corazón duda, en el filo entre la amistad y el amor. Es ese momento de pausa donde nadie se atreve a mover ficha, aunque por dentro todo esté en ebullición. El track, disponible desde el 1ro de mayo en plataformas digitales, encapsula esa emoción con una honestidad que hace eco en quienes alguna vez se han quedado a un suspiro de confesarlo todo.
Con un sonido envolvente de balada indie-pop, “Nada de Nada” muestra la fuerza de lo que no se dice. La química musical entre ambos artistas se convierte en un espacio seguro para explorar lo que significa querer sin saber si se puede. Emilia Vega aporta su ya reconocida habilidad como compositora —ha trabajado con figuras como Daniela Spalla, Camila y Paty Cantú— y presta su voz a una letra que mezcla dulzura con incertidumbre, mientras que Samanez suma su estilo emocional y claro, ese tono melancólico que ya se ha vuelto parte de su sello personal.
Samanez, quien ha venido ganando terreno con sencillos como “Tus Ojitos”, “Alunizaje” y “Un Tiempo”, continúa su crecimiento en la escena musical mexicana, consolidándose como una de las voces más sensibles de la balada pop en español. Actualmente radicado en Ciudad de México, no ha dejado de conectar con el público a través de shows en vivo como su presentación en el Foro Bajo Circuito, que marcó un inicio prometedor para este 2025.
Por su parte, Emilia Vega sigue posicionándose como una de las compositoras más completas de su generación. Desde su debut como solista en 2020 con un estilo que navega entre el soul, el pop y el R&B, ha demostrado que su sensibilidad artística va más allá del estudio, llevándola a colaborar con artistas emergentes y establecidos por igual, mientras continúa bajo el respaldo de Sony Music Publishing.
“Nada de Nada” no busca gritar verdades, sino susurrarlas. Es una canción para escuchar en loop mientras uno recuerda lo que casi fue, o lo que todavía podría ser. Una pieza delicada, honesta y profundamente humana que confirma que, cuando se juntan talentos con visión y alma, lo no dicho también tiene voz.