Varios museos en la Ciudad de México, incluidos el Castillo de Chapultepec, el Museo del Carmen y el Museo Nacional de Antropología, cerraron temporalmente sus puertas esta semana debido a problemas administrativos en la contratación de personal de seguridad. La medida, que tomó por sorpresa a visitantes y trabajadores, activó una serie de decisiones dentro de la Secretaría de Cultura.
La dependencia, encabezada por Claudia Curiel de Icaza, informó que solicitó la renuncia de Pedro Alberto Velázquez Castro, quien estaba al frente del área de Seguridad y Resguardo del Patrimonio Cultural en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). La decisión fue comunicada oficialmente tras los inconvenientes generados por la interrupción del servicio de vigilancia en diversos recintos culturales.
El cierre se debió a un retraso en la contratación del nuevo equipo de seguridad privada, lo que provocó que los museos no contaran con las condiciones mínimas para operar con normalidad. Ante esta situación, Curiel de Icaza solicitó directamente al titular del INAH, Diego Prieto Hernández, agilizar los trámites necesarios para que los recintos pudieran reabrir al público.
El miércoles 4 de junio, la funcionaria comunicó en su cuenta de X que se estaban realizando gestiones para garantizar la reapertura inmediata de los espacios afectados. Los museos comenzaron a operar nuevamente al día siguiente, sin que se reportaran incidentes posteriores.
La Secretaría de Cultura también anunció que se activaron medidas extraordinarias para evitar que situaciones similares vuelvan a repetirse. Entre ellas, destaca la incorporación de la Policía Auxiliar en tareas de resguardo en espacios que pertenecen al INAH. Esta acción busca cubrir las necesidades de seguridad mientras se regulariza el proceso de contratación del personal privado correspondiente.
A través de un comunicado oficial, la Secretaría enfatizó que “no se pondrá nunca en riesgo el Patrimonio nacional, cuyo cuidado ha sido encomendado a esa institución”. La declaración reafirmó el compromiso de la dependencia con la preservación de los bienes culturales y con el acceso del público a estos espacios.
El incidente marcó un cambio en la estructura operativa del INAH y puso en evidencia los retos logísticos que enfrentan las instituciones encargadas de proteger el patrimonio histórico y cultural del país. Con la reapertura ya en curso y la reorganización administrativa en marcha, las autoridades apuntan a estabilizar el funcionamiento de los museos sin comprometer su seguridad ni su vocación pública.