Más de 30 mil personas de diversas religiones se congregaron en la capital de Chiapas para exigir el cese de la violencia provocada por el crimen organizado. “¡Alto al crimen organizado! ¡Alto a los desplazamientos forzados! ¡Alto a los asesinatos!”, fueron algunas de las consignas que resonaron en esta movilización convocada por las tres Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Tapachula y Tuxtla Gutiérrez. La marcha-peregrinación reunió a indígenas de la región selva y Altos, así como a mestizos de la costa y el centro del estado, quienes marcharon en unidad para denunciar la violencia creciente.
El objetivo de la manifestación fue visibilizar el impacto del crimen organizado, que ha sembrado el terror en varios municipios de Chiapas debido a la lucha por el control del territorio. “Nuestra peregrinación busca hacer visibles a las víctimas, tanto a quienes han huido de sus comunidades como a quienes han sido asesinados por oponerse a los criminales”, explicaron los organizadores.
Durante la marcha, se recordó a las 11 personas del Ejido Nuevo Morelia, en el municipio de Chicomuselo, quienes fueron asesinadas el 11 de mayo por uno de los grupos criminales que opera en la región, luego de negarse a colaborar y denunciar la explotación ilegal de una mina. Esta masacre no es un caso aislado; en otros municipios como Ocosingo, Monte Ordóñez y Bejucal de Ocampo, también se han reportado ataques similares.
La movilización concluyó en la catedral de la capital, luego de recorrer más de 10 kilómetros. Allí, se rindió homenaje a quienes han abandonado sus hogares para escapar de la violencia y al creciente número de personas desaparecidas. Los participantes denunciaron que el conflicto no solo se debe a la lucha por el control de rutas de drogas, sino también a los intereses de megaproyectos que buscan explotar los recursos naturales de las comunidades, como la minería, el petróleo y la privatización del agua.
El obispo Rodrigo Aguilar Martínez condenó la inacción de las autoridades, señalando que esta situación ha sido promovida por la complicidad y la indiferencia. “Esta realidad es un grito que llega hasta Dios, quien reprocha el silencio cómplice y el probable contubernio de quienes no han actuado”, afirmó.
Los manifestantes exigieron a los gobiernos federal, estatal y municipal que garanticen la seguridad de la población, desarmen a los grupos criminales y restauren el estado de derecho. Además, enfatizaron la urgencia de recuperar los territorios dominados por el crimen para que las familias puedan regresar a sus tierras y vivir en paz.
Finalmente, advirtieron que la historia juzgará a quienes han permitido esta situación: “¡La sangre de los inocentes muertos por su indiferencia los perseguirá!”, sentenció el obispo Aguilar Martínez, llamando a las autoridades a actuar antes de que sea demasiado tarde.