El terror vuelve a estremecer a Sinaloa. Este jueves, la fiscal general del estado, Claudia Zulema Sánchez Kondo, confirmó el hallazgo de cuatro cuerpos sin vida en el municipio de Concordia. Tres de ellos fueron encontrados colgados, mientras que el cuarto yacía cerca del lugar. La identidad de las víctimas aún no ha sido revelada.
Este macabro suceso se suma a una ola de violencia que ha sacudido a la región desde septiembre, cuando las facciones criminales “La Chapiza” y “La Mayiza” comenzaron a enfrentarse abiertamente. La fiscal informó que, en los últimos tres meses, Culiacán ha registrado 40 inmuebles vandalizados, muchos de ellos incendiados o baleados.
La violencia también ha cobrado la vida de agentes de seguridad. Sánchez Kondo mencionó el reciente asesinato de un agente especial en Culiacán, ataque en el que participaron varios elementos federales. La Fiscalía General de la República ha tomado el control de esa investigación debido a la gravedad del caso.
Los enfrentamientos entre grupos delictivos y fuerzas de seguridad han desatado una cadena de homicidios, desapariciones, robos y ataques a infraestructuras públicas. Las balaceras y cuerpos con signos de tortura son ya escenas comunes en algunas zonas de Sinaloa. Ante esta situación, el gobierno federal ha desplegado efectivos de las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional para intentar restablecer el orden.
Como parte de la estrategia de seguridad, el pasado 3 de diciembre, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, arribó a Sinaloa con la misión de coordinar esfuerzos para frenar esta escalada de violencia. Sin embargo, los hechos recientes muestran que el camino hacia la paz aún está lleno de obstáculos.
“La situación es compleja y requiere una colaboración constante entre los niveles de gobierno y las fuerzas de seguridad”, afirmó la fiscal Sánchez Kondo, quien enfatizó que se seguirá trabajando para devolver la tranquilidad a los sinaloenses.
Mientras tanto, los habitantes de Concordia y otras zonas afectadas viven con el miedo a lo que podría suceder mañana. La violencia no solo ha dañado inmuebles y calles, sino también la confianza de una población que clama por justicia y seguridad.