En un preocupante inicio de semana, dos refinerías de Pemex han sido escenario de incendios que, aunque controlados sin víctimas reportadas, despiertan dudas sobre la seguridad operativa en las instalaciones petroleras del país. Este jueves, la refinería “Lázaro Cárdenas” de Minatitlán, Veracruz, fue protagonista del segundo incidente, mientras que el martes pasado, Salina Cruz, Oaxaca, enfrentó un “conato de incendio”.
En redes sociales, Protección Civil de Veracruz compartió imágenes que muestran una espesa columna de humo negro elevándose desde la planta ubicada junto al río Coatzacoalcos y cerca de la carretera principal. “Se están llevando a cabo las maniobras necesarias para controlar el fuego. Afortunadamente, no hay reportes de personas lesionadas”, informaron las autoridades.
El incendio en Minatitlán sigue al evento registrado en la refinería de Salina Cruz, una instalación con capacidad para procesar 330 mil barriles diarios. El pasado martes, un fuego en el área de afluentes movilizó a equipos de emergencia, aunque Protección Civil calificó el incidente como un “conato” que no requirió evacuación del personal.
Imágenes captadas en ambos incidentes muestran llamas y humo negro visibles desde varios puntos, evocando cuestionamientos sobre los protocolos de prevención y mantenimiento en las refinerías de la empresa estatal.
Los incendios en instalaciones de Pemex no son eventos inéditos, pero su frecuencia comienza a levantar cejas. Con una infraestructura envejecida y bajo constante presión para aumentar la producción de combustibles, los riesgos operativos parecen estar alcanzando niveles críticos.
Especialistas en energía han señalado que estas situaciones son un llamado de atención para reforzar la inversión en seguridad industrial. “Un incidente puede ser fortuito, pero dos en una semana muestran posibles fallas sistémicas que deben abordarse de inmediato”, opinó un analista en seguridad energética.
A pesar de la ausencia de evacuaciones, los incendios en refinerías no solo ponen en riesgo a los trabajadores, sino también al entorno natural y a las comunidades aledañas. La liberación de humo negro en la atmósfera y la proximidad al río Coatzacoalcos plantean interrogantes sobre el impacto ambiental y las medidas de mitigación.
Aunque la paraestatal no ha emitido declaraciones oficiales sobre los incendios, la opinión pública y los especialistas esperan respuestas claras y acciones contundentes. Las refinerías son el corazón de la estrategia energética nacional, pero garantizar su seguridad es imprescindible para evitar tragedias mayores.
En una semana marcada por llamas y humo, los ojos están puestos en Pemex para implementar medidas que devuelvan la confianza en sus operaciones y protejan a las comunidades que las rodean.