Indignación por el asesinato de Arnoldo Nicolás Romero, considerado protector de las comunidades indígenas

El pasado 17 de enero, la lucha por la defensa de la tierra en Oaxaca sufrió un golpe devastador. Arnoldo Nicolás Romero, comisario ejidal de Buena Vista y reconocido activista contra el proyecto del Tren Interoceánico, fue hallado sin vida en un rancho entre Santa Ana y la cabecera municipal de San Juan Guichicovi. Su cuerpo, con evidentes impactos de arma de fuego, confirmó el desenlace trágico tras haber sido reportado como desaparecido.

Romero, quien dedicó su vida a la protección de los derechos de las comunidades indígenas y al cuidado de sus tierras, era miembro de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni). Su incansable lucha contra el Tren Interoceánico lo convirtió en un símbolo de resistencia para quienes temen que este megaproyecto afecte sus territorios y modos de vida.

La organización Artículo 19, a través de redes sociales, condenó el asesinato de Romero y exigió que se haga justicia. También solicitó que las autoridades brinden protección inmediata a los defensores de derechos humanos y del medio ambiente, quienes enfrentan crecientes riesgos por su labor.

De igual forma, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) calificó el crimen como una afrenta a los derechos humanos y demandó que la investigación contemple el contexto de su activismo. “Es indispensable que este suceso sea investigado desde la perspectiva de los derechos humanos y que se contemple su labor como persona defensora”, señaló la comisión, que también envió sus condolencias a la familia y a las organizaciones a las que Romero pertenecía.

El Tren Interoceánico, un proyecto que busca conectar los océanos Atlántico y Pacífico a través del Istmo de Tehuantepec, ha generado divisiones entre quienes ven en él una oportunidad de desarrollo económico y quienes temen la pérdida de tradiciones, tierras y recursos naturales. La resistencia de Romero y otros defensores ha sido clave para visibilizar las preocupaciones de las comunidades indígenas.

El asesinato de Arnoldo Nicolás Romero es un recordatorio del peligro que enfrentan quienes defienden los derechos humanos en México. La exigencia de justicia no solo honra su memoria, sino que también es un llamado a proteger a quienes continúan luchando por un futuro más justo y sostenible.

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