Las manifestaciones por los diez años de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa alcanzaron un nuevo nivel de tensión este viernes, cuando normalistas de diferentes estados vandalizaron el Congreso de Guerrero en Chilpancingo. ¿El resultado? Autos quemados, explosiones y un mensaje claro: el reclamo de justicia sigue vivo.
Lo que comenzó como un mitin pacífico, terminó en una serie de disturbios cuando los estudiantes, provenientes de escuelas normales rurales de todo el país, lanzaron petardos e incendiaron vehículos dentro del estacionamiento del Congreso. Los manifestantes llegaron a bordo de siete autobuses y, tras su discurso, usaron una camioneta para derribar las puertas del recinto. El caos no tardó en desatarse: “Fue impresionante ver cómo la camioneta quedó recargada contra un árbol, ardiendo en llamas”, relató uno de los testigos en la escena.
La manifestación originalmente estaba planeada para realizarse en las instalaciones de la 35 Zona Militar, pero en un giro inesperado, los normalistas decidieron cambiar de objetivo y dirigirse al Congreso estatal. En este mitin participaron contingentes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), sumándose a la protesta estudiantes de Morelos, Puebla y Chiapas. “El cambio de planes fue estratégico, queríamos que el Congreso escuchara nuestras demandas”, expresó uno de los organizadores.
A pesar de la magnitud del incidente, no se reportaron heridos. Sin embargo, el personal y visitantes en las instalaciones del Poder Legislativo vivieron momentos de angustia mientras los manifestantes lanzaban petardos y quemaban vehículos. En total, se reportaron al menos 15 autos dañados, de los cuales tres fueron completamente incendiados, y varios más sufrieron rotura de cristales. “Nos desalojaron rápidamente, pero fue un caos total”, comentó un trabajador del Congreso.
A pesar de la violencia, ninguna corporación policial acudió al lugar. Fueron los bomberos y brigadistas de Protección Civil quienes finalmente lograron sofocar las llamas de los vehículos, mientras el personal de seguridad interna evacuaba a los trabajadores y visitantes.