Las redes de corrupción y violencia en la zona del Istmo de Tehuantepec coinciden con el ascenso de la carrera política del actual candidato de Morena al senado de la Republica por el estado de Oaxaca, Antonino Morales Toledo; alias: “Nino Morales”.

En la primera entrega de esta investigación dimos cuenta de los inicios de las actividades criminales de este ex edil de San Blas Atempa, quien aprovechó sus cargos para tejer una red de corrupción, con la que logró enriquecerse gracias a sus vínculos con los grupos de la delincuencia organizada que operan en la región del Istmo, entre ellos el Cartel de Sinaloa (CDS), el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y los Ántrax.

Pero, ¿Cómo pudo actuar impunemente desde hace ya más de diez años sin ser perseguido por las autoridades? Muy fácil… por su habilidad para corromper a otros alcaldes y funcionarios, quienes ayudaron a institucionalizar su modus operandi; principalmente afiliados a la organización que él mismo creó, el Frente Unido de Comunidades Oaxaqueñas (FUCO).

Los principales municipios donde se ha incrementado la incidencia delictiva en los últimos años son: Palomares, Matías Romero Avendaño, Juchitán de Zaragoza, Santo Domingo Tehuantepec, Salina Cruz y San Pedro Tapanatepec. Poblados donde el tráfico ilegal de migrantes y de armas, la extorsión, el narcomenudeo, narcotráfico, secuestro, lavado de dinero, homicidio, cobro de piso; y sobre todo el robo de hidrocarburos (huachicol) despuntaron dramáticamente.

Actividades ilícitas que han generado el desplazamiento forzado de cientos familias oaxaqueñas, el despojo de tierras y muchas muertes; que favorecieron el ascenso político del ahora gobernador, Salomón Jara.

En la tercera y última parte de esta minuciosa investigación, revelaremos los nombres de las y los cómplices de Nino Morales, quienes sorprendentemente siguen operando desde altos cargos de la actual administración oaxaqueña; así como parte de los bienes y propiedades que ostenta Antonino Morales Toledo y su familia.