Checo Pérez ha entregado un podio en el templo de la Fórmula 1 en México. El mexicano ha finalizado tercero, delante de él Lewis Hamilton, de Mercedes, y luego el campeón vigente, Max Verstappen. Pérez logra así su segundo podio con Red Bull en casa, el primero fue el año pasado. Hay cierta rabia en el círculo cercano al de Guadalajara porque no tuvo el mejor fin de semana por los problemas eléctricos del auto. Pérez, un piloto ante la adversidad, ha abierto la brecha en el Mundial de pilotos frente a Charles Leclerc y se ha quedado con el subliderato: 280 puntos frente a los 270 del de Ferrari.
El mexicano tuvo poco por presumir durante las prácticas libres. En la clasificación condujo con una venda en los ojos porque el sistema eléctrico del coche no le indicaba los parámetros necesarios para saber si debía presionar más en distintos puntos del circuito. También provocó que su auto no pudiese abrir el alerón trasero, el conocido como DRS, y no tuviera una especie de turbo para competir. Pese a todo, y como si se trata de un brujo, alcanzó el cuarto lugar. Ante la resurrección de los Mercedes de Russell y Hamilton.