La cruda realidad de los niños sicarios en Sonora, detienen a siete entre los 12 y 15 años

En un país donde la violencia y el crimen organizado han moldeado la vida de muchos, los más jóvenes no están exentos de ser arrastrados al abismo. Este 11 de agosto, las autoridades mexicanas detuvieron a siete menores de edad, presuntos sicarios al servicio de un grupo criminal en Sonora. Estos niños, cuya edad oscila entre los 12 y 15 años, representan una triste muestra de cómo el crimen organizado manipula y destruye la inocencia de la niñez.

 

El primer operativo, llevado a cabo el 8 de agosto en la colonia Bella Vista de Santa Ana, Sonora, resultó en la detención de cuatro menores junto a otros 15 sujetos. Las autoridades lograron rescatar a dos personas que habían sido secuestradas, desmantelando así una célula criminal dedicada al secuestro y la extorsión. Armamento, equipo táctico y un recipiente con abrojos fueron asegurados en el lugar. Estos jóvenes, que apenas deberían estar disfrutando de su infancia, se encontraban en medio de un mundo de violencia y terror, capturados por un sistema que los utiliza como herramientas desechables.

 

No es nuevo que los grupos delictivos recurran al reclutamiento de menores para sus operaciones. Como informantes, transportistas de droga, dinero o armas, y hasta como sicarios, los niños son una elección “conveniente” para los criminales. La Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia para Adolescentes ofrece una ventana para que estos jóvenes puedan salir libres al cumplir la mayoría de edad, una vez que han sido procesados. Esta es una de las razones por las cuales los menores son tan valiosos para estas organizaciones.

 

El reclutamiento de niños a menudo se realiza contra su voluntad. Arrancados de sus hogares o atraídos por falsas promesas, estos jóvenes terminan sumidos en un mundo que no comprenden del todo, donde la muerte y la violencia son parte de la cotidianidad. A los ojos del crimen organizado, estos niños no son más que herramientas, prescindibles y fácilmente reemplazables.

 

La detención de estos siete menores en Sonora revive el sombrío recuerdo de Edgar “N”, conocido como “El Ponchis”, un niño sicario que fue detenido en 2010 a la edad de 14 años. Reclutado a los 11 años por el Cártel del Pacífico Sur, “El Ponchis” fue responsable de la decapitación de múltiples personas, por las cuales recibía un pago de 45 mil pesos. Su caso se convirtió en un símbolo de cómo el crimen organizado en México devora a los más jóvenes, llevándolos a cometer atrocidades que ningún niño debería conocer.

 

En su confesión, “El Ponchis” reveló la existencia de otros menores trabajando para el mismo grupo delictivo, todos participando en la brutalidad de los crímenes organizados. Tras cumplir su condena, fue liberado en 2017 y se trasladó a Estados Unidos, donde supuestamente vive con su madre. Sin embargo, su historia sigue siendo una advertencia escalofriante sobre la realidad que enfrentan muchos niños en México.

 

Los menores detenidos en Sonora, con chalecos antibalas que les quedaban grandes y rostros aún no marcados por el tiempo, han sido puestos bajo custodia del DIF mientras se decide su futuro.