Avance en la investigación de la activista Sandra Domínguez: Detienen a un hombre su celular

En una serie de eventos que ha generado consternación y preocupación en Culiacán, Sinaloa, un repartidor del periódico El Debate fue secuestrado la mañana del sábado, solo un día después de que las instalaciones del medio fueran atacadas a balazos. La situación, que ha encendido las alarmas sobre la violencia contra la prensa en la región, ha desatado críticas hacia las autoridades por su aparente incapacidad para garantizar la seguridad de los trabajadores de medios de comunicación.

 

El repartidor fue interceptado mientras se dirigía a su domicilio en su motocicleta. Según informó el mismo periódico en sus redes sociales, el trabajador fue “perseguido y tirado de su moto por sujetos a bordo de un vehículo”. Tras el ataque inicial, logró refugiarse en un negocio cercano, donde se lesionó la rodilla debido a la caída. Fue trasladado a la Cruz Roja y posteriormente al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero en el trayecto, los agresores lograron ubicarlo nuevamente y procedieron a secuestrarlo, junto con un compañero de trabajo que lo acompañaba en ese momento.

 

Este secuestro ha generado un clima de temor en los trabajadores de El Debate, un periódico de gran tradición en Sinaloa. Apenas un día antes, la madrugada del viernes, un grupo de personas armadas disparó al menos 12 veces contra las instalaciones del medio en Culiacán. Afortunadamente, no se registraron personas lesionadas en ese ataque. Sin embargo, las huellas de la violencia quedaron grabadas en las paredes de la casa editorial, recordándole al equipo periodístico el peligro inherente a su labor.

 

“Las marcas del ataque en nuestras instalaciones nos hacen revivir otros fuertes momentos que hemos pasado al cumplir con nuestra labor de informar”, expresó la dirección del periódico, en una declaración que refleja el temor y la frustración del gremio periodístico frente a la violencia que enfrentan en el estado.

 

Ante estos incidentes, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, intentó restar gravedad a los hechos, asegurando que el ataque armado contra El Debate no era parte de una persecución deliberada contra el medio o sus trabajadores. Según el mandatario, el incidente fue un “caso aislado” que ocurrió porque miembros de las fuerzas de seguridad se refugiaron en las instalaciones del periódico durante un enfrentamiento con presuntos delincuentes.

 

En una rueda de prensa posterior, Rocha Moya intentó enviar un mensaje de calma al gremio periodístico: “Hagan su trabajo, nosotros vamos a cuidar”, afirmó. Sin embargo, estas palabras no lograron aplacar las preocupaciones de los trabajadores de El Debate, quienes manifestaron que, a pesar de las declaraciones oficiales, no han visto un incremento en las medidas de seguridad en sus instalaciones ni protección adicional.

 

“Ni las expresiones de condena ni las promesas de protección a los periodistas y personal de El Debate han tenido efectos”, lamentó el medio en sus redes sociales, dejando en evidencia su desconfianza en las promesas gubernamentales.

 

El secuestro del repartidor, sumado al ataque armado contra las instalaciones del periódico, ha provocado una oleada de indignación en Culiacán. Líderes de opinión, organizaciones defensoras de la libertad de prensa y ciudadanos comunes han alzado la voz, exigiendo una respuesta más contundente por parte de las autoridades locales y federales. El clima de inseguridad para los periodistas en la región continúa siendo una preocupación latente, en un país que se ha convertido en uno de los más peligrosos para ejercer el periodismo.

 

El gobernador Rubén Rocha Moya, junto con el presidente municipal de Culiacán, Juan de Dios Gámez, visitaron las oficinas de El Debate tras los hechos, pero para muchos, esta visita simbólica ha sido insuficiente. El miedo persiste, y la desaparición del repartidor sigue sin resolverse, lo que añade una capa de incertidumbre a la ya frágil seguridad de los trabajadores de los medios de comunicación en Sinaloa.

 

Este trágico episodio es un recordatorio sombrío de los riesgos que enfrentan aquellos que se dedican a informar en zonas violentas, y pone de nuevo sobre la mesa la necesidad urgente de medidas reales y efectivas para proteger la libertad de prensa en México.

Marko Cortés exige respeto al equilibrio de poderes ante rechazo de Claudia Sheinbaum a orden judicial

Este viernes, el senador del PAN, Marko Cortés, instó a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, a respetar el equilibrio de poderes en el contexto de la Reforma al Poder Judicial. Esto se dio luego de que la jueza federal de Veracruz, Nancy Juárez Salas, emitiera una orden para eliminar dicha reforma del Diario Oficial de la Federación. La orden fue dirigida a Sheinbaum y al director del diario, Alejandro López González; sin embargo, la mandataria rechazó la orden, afirmando que la jueza carece de la autoridad para emitirla y, por lo tanto, no la acataría.

Marko Cortés señaló que en un país democrático, con un Estado de derecho sólido, es plenamente válido que el Poder Judicial limite las acciones del Poder Ejecutivo cuando sea necesario.

El sábado, en redes sociales se difundió un comunicado firmado por al menos 27 gobernadores del país en respaldo a la decisión de Claudia Sheinbaum de no acatar las resoluciones de los jueces en relación a la reforma judicial. El documento, fechado el 19 de octubre, expone la indignación de los gobernadores y gobernadoras ante lo que consideran una “reiterada intención de conceder amparos ilegales e improcedentes” por parte de jueces del Poder Judicial Federal, los cuales, según el comunicado, actúan fuera de sus atribuciones y violan disposiciones constitucionales y leyes fundamentales.

Los mandatarios advirtieron que quienes se exceden en sus facultades, asumiendo atribuciones que la ley no les confiere, están cometiendo una violación flagrante, especialmente cuando se trata de quienes son responsables de impartir justicia. Afirmaron que los jueces se han extralimitado al no considerar que no es posible otorgar una suspensión definitiva contra la publicación de la reforma en el Diario Oficial de la Federación ni emitir medidas cautelares respecto a la entrega de listas de jueces al Senado, ya que son hechos consumados.

Asesinan al sacerdote Marcelo Pérez Pérez en San Cristóbal de las Casas

El sacerdote Marcelo Pérez Pérez, de origen tzotzil y nacido en la comunidad de Chichelalhó, municipio de San Andrés Larráinzar, fue asesinado a tiros esta mañana mientras transitaba entre las calles Peras y Manzanas, en el barrio de Cuxtitali, ubicado al oriente de San Cristóbal de las Casas. El ataque fue perpetrado por sicarios que se desplazaban en una motocicleta.

El pasado 13 de septiembre, durante una marcha por la paz en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en la que participaron las tres diócesis del estado, el padre Marcelo Pérez Pérez declaró que la violencia en Chiapas había alcanzado niveles alarmantes. “Ya no se aguanta, y cuando la Iglesia se expresa de esta manera es un mensaje de esperanza, en el que tenemos que actuar en favor de la paz”, expresó en aquella ocasión.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) había solicitado medidas cautelares a favor del sacerdote desde el 1 de septiembre de 2015, bajo la medida 506-14. Sin embargo, también enfrentaba una orden de aprehensión por la desaparición forzada de 21 hombres en Pantelhó, ocurrida el 26 de julio de 2021. “Es contradictorio que el gobierno me brinde protección cuando al mismo tiempo emite una orden de aprehensión en mi contra”, afirmó el sacerdote el pasado 13 de septiembre.

La orden de captura contra Pérez Pérez fue emitida por la Fiscalía General de Chiapas el 21 de junio de 2022, dirigida al Juzgado de Control y Tribunal de Enjuiciamiento del Distrito de San Cristóbal de las Casas, casi un año después de la desaparición de los 21 hombres en Pantelhó. Los pobladores de esa comunidad criticaron al sacerdote por no haber evitado el secuestro, atribuido a un grupo paramilitar conocido como “El Machete”, que llevó a las víctimas a la comunidad de San José Tercero, donde desaparecieron.

Marcelo Pérez Pérez había trabajado previamente en Simojovel, encabezando peregrinaciones contra la drogadicción y el alcoholismo durante diez años. También había sido párroco en San Pedro Chenalhó, una comunidad indígena tzotzil, durante dos años, hasta que en 2011 fue trasladado a Simojovel. Actualmente, era párroco de la iglesia en el barrio de Guadalupe, en San Cristóbal de las Casas. El ataque tuvo lugar en la iglesia de Cuxtitali, situada en la calle Magnolia número 5.

El cuerpo del sacerdote fue trasladado al Servicio Médico Forense (Semefo). Minutos después del atentado, las campanas de la parroquia de Guadalupe sonaron en señal de luto, mientras un grupo de mujeres rezaba en el lugar donde yacía Pérez Pérez.

El obispo de San Cristóbal de las Casas, Rodrigo Aguilar Martínez, confirmó el asesinato, explicando que el sacerdote fue atacado tras salir de misa en Cuxtitali. El obispo informó que el cuerpo será velado en la iglesia de Guadalupe una vez que la Fiscalía lo entregue a la comunidad.

El gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón Cadenas, condenó el asesinato a través de sus redes sociales: “Condeno y lamento el cobarde asesinato del padre Marcelo Pérez. Colaboraremos con las autoridades para que los responsables enfrenten la justicia y su muerte no quede impune”.

En la escena del crimen, peritos y agentes del Ministerio Público continúan las diligencias para esclarecer los hechos ocurridos en la calle Peras, en Cuxtitali. La Fiscalía General de Chiapas anunció que se abrió una carpeta de investigación por homicidio contra los responsables del ataque. “Esta Fiscalía continuará con las investigaciones para esclarecer los hechos y reitera su compromiso de garantizar el Estado de derecho, asegurando que ninguna acción fuera de la ley quede impune”.